lunes, 10 de agosto de 2020

EL CONDE LUCANOR. Cuento MMXX. Gustavo Romera Marcos

MIS PERLAS LITERARIAS 77
29-07-2020
EL CONDE LUCANOR
Cuento MMXX
DE LO QUE LES ACONTECIÓ A DOS HERMANOS ATRAPADOS EN UNA RED POR CAUSA DE UNA EPIDEMIA

Una vez, hablando el Conde Lucanor con su consejero Patronio, le dijo:
-Patronio, tengo un amigo al que siempre he tenido en gran estima pero, últimamente, he cruzado con él una estrecha correspondencia y lo que empezó de broma ha acabado en una seria discusión. Dime qué debo hacer porque no quiero perder nuestra vieja amistad.
-Señor Conde Lucanor, -dijo Patronio- mi consejo es que hagáis lo que hicieron dos hermanos atrapados en una red por causa de una epidemia.
El Conde Lucanor le pidió que le contara lo ocurrido.
-En la antigua Murata Tálea de los romanos, hoy Muratalla, vivían dos hermanos que se veían todos los días y, por tanto, no tenían necesidad de escribirse. Pero se propagó una epidemia que confinó a todo el mundo, o casi, en sus respectivas casas por orden del Concejo. Y, como muchos otros confinados, ambos hermanos, por diversión y para liberarse de aquel encierro forzoso, fingieron jugar a ser desconocidos -bien sabían que no hasta sus palomas mensajeras- para intercambiar frecuentes mensajes en broma. Mensajes que acabaron siendo conocidos por toda la Villa, que les reía sus gracias.
La cosa fue bien durante varios meses, se acabó el encierro, pero no la amenaza de la epidemia, lo cual no impidió que sus palomas siguieran yendo y viniendo porque le habían tomado el gusto a la correspondencia, aunque ya se seguían viendo cara a cara, pero sólo la mitad que antes, la verdad sea dicha, debido a las mascarillas impuestas.
Se conocían tanto que, cuando se hablaban, les bastaba oír la primera palabra del otro para distinguir la verdad de la ironía. Pero llegó un día en que, de broma en broma, la cosa se complicó porque el demonio, aprovechándose de la carencia de tonos de la escritura, mezcló las bromas con las veras hasta que fue imposible saber quién había confundido el primer mensaje envenenado.
Total, que se dieron por ofendidos y decidieron encerrar sus palomas y, como eran hombres de palabra, así lo hicieron.
Cuando se volvieron a ver en persona, muy inteligentes ellos, nunca más aludieron a este asunto, y siguieron su vida como si tal cosa no fuera con ellos, sino con sus dobles, o sea, como realmente fue.
Aquel bicho invisible era muy asesino pero no tanto como para matar el amor que aquellos dos hermanos se habían tenido desde siempre.
El Conde Lucanor siguió el consejo de Patronio y le fue muy bien.

Don Juan Manuel consideró este ejemplo muy provechoso y lo condensó en esta moraleja:
Si quieres conservar amistades duraderas,
no escribas jugando con bromas y veras.

 

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