MIS PERLAS LITERARIAS 73
20-07-2020
EL REY DE LA BARAJA ROTA
Después de leer el magistral texto de mi estimado amigo Paco Martínez, de anteayer; y la brillante columna de mi venerado Manuel Vicent, de ayer; sobre un tal Juan Carlos (X en adelante), se me han puesto los dientes tan largos que me han entrado ganas de morderle a X.
X nació en Roma el 5 de enero de 1938, ¡capricho del destino!, el día de la noche de los Reyes Magos, en este caso con V. Nunca se enteró de que los Reyes eran los padres porque el suyo nunca llegó a serlo, aunque sí su abuelo Alfonso XIII. Sus Reyes Magos venían de Oriente, pero no del Lejano sino del Próximo, concretamente de Arabia Saudí y los Emiratos, también reyes del petróleo, que le regalaron inmensas fortunas por comisiones en la compra de crudo, en dinero también crudo. También les pidió un tren eléctrico, como cualquier niño, y trincó 100 millones por el AVE La Meca-Medina, un juguete de 450 kms. a lo largo del desierto.
X se casó en 1962 con Sofía de Grecia y Dinamarca, ¡se ve que sus padres tampoco eran vecinos!, y como dice un viejo refrán “El que a pueblo ajeno va a casar, o va engañado o va a engañar”. Y bien que ha engañado a su mujer con 5000 amantes que se sepan (léase “El rey de las cinco mil amantes”. Amadeo Martínez Inglés. Chiado Editorial. 2017). Y no sólo engañó a su mujer, sino a todos los españoles porque esas canas al aire se pagaban con dinero público, y publicado. ¡No sé cómo le quedan pelos en la cabeza! Pero, a veces, fue X el engañado, como en un sonado lío más liado que una calabaza… totanera.
A X no le bastaba con cazar amantes, también cazaba especies incluso en peligro de extinción. En la cacería de Botsuana, de 2012, asesinar a sangre fría a un elefante de sangre caliente le costó 50.000 euros por persona, y no iba solo sino con una amiga, su hijo, ¿de quién?, y numerosos encimarios. Pero le salió bastantico más cara porque, de tropezón en tropezón, se rompió la cadera en el hotel; se rompió su relación con Corinna, una cualquiera pero no una amiga cualquiera; y se rompió, por fin, la caja secreta de sus escándalos secretos. Trasladado a nuestro país, que creía suyo, fue operado, ¡otro capricho del destino!, el 14 de abril, aniversario de la proclamación de la Segunda República en 1931. Capricho o no, el caso es que se vio obligado a abdicar en 2014, después de casi 39 años de supuesto reinado, concretamente 14.089 días sin dar golpe -aunque sigue en entredicho su participación en el frustrado del 23-F; con sus correspondientes noches saltando de dama en dama, de alta cuna O de baja cama, ¡perdóname la O, añorada Cecilia!
Para justificar mi título, diré que X es el compendio de los cuatro reyes de la baraja, española en este caso. El de OROS por su inmensa fortuna a pelotazo sucio. El de ESPADAS, sustituidas por rifles de precisión, por sus repetidas matanzas salvajes. El de BASTOS por su nada refinada conducta e inteligencia. Y el de COPAS por haber ganado el Campeonato del Mundo de Vela en 2017 y 2019, con 79 y 81 años, ¿es que no había más jóvenes?, a bordo de un velero de cuyo nombre todo el mundo se lamenta ahora, ¡y van tres caprichos del destino!... Ya sé que esto del REY DE COPAS da bastante más juego pero “no se debe hacer leña del árbol caído”, porque eso es X, un árbol de Navidad colmado de regalos, pero envenenados, cada día del año.
Para ir terminando, diré que el concurso “¿Qué es un rey para ti?” celebró el año pasado su 39 edición; y más de 700.000 escolares de toda España han escrito sus redacciones respondiendo a la pregunta del título, ¿qué pensaría X al entregar, cada año y personalmente, los premios a los ingenuos ganadores?... Yo ya no estoy en edad escolar pero eso, precisamente, me autoautoriza para publicar mi breve redacción por si llega a oídos de X: “Un rey es para mí todo lo contrario que su alteza, por no decir bajeza”.
Mientras barajo varias maneras de terminar, me están tentando dos refranes. En el primero, "En el reino de los ciegos, el tuerto es el rey", los ciegos hemos sido todos los españoles engañados; y, en el segundo, “¡O jugamos todos, o se rompe la baraja!”, no sé cuál es la mejor solución de las dos.
P.D. Recordando mi DICHO 28, si la hija hubiera tenido a X como único pretendiente, su pregunta hubiera sido muy distinta: "Le gusta el juego sucio, el puterío, y empinar el codo... ¿Qué hago?"
¡Qué razón llevaba el padre con su respuesta!
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