miércoles, 6 de mayo de 2020

“Lo que sucedió a un hombre bueno con su hijo”. Don Juan Manuel

MIS PERLAS LITERARIAS 30
28-04-2020

Los gobiernos de los países paralizados por este virus autocoronado se están mareando sobre sus decisiones para contentar a todos, pero eso no puede ser y, además, es imposible. Esta pandemia es nueva pero el hecho de que nunca llueva a gusto de todos es tan viejo como la lluvia, o como la sequía, según el tiempo. Pues eso, que ya ha llovido o salido el sol muchas veces desde que lo ejemplificara, en el siglo XIV, Don Juan Manuel en su “Conde Lucanor”, concretamente en el cuento II, titulado “Lo que sucedió a un hombre bueno con su hijo”, que os extracto:

Este buen hombre y su hijo eran labradores y vivían cerca de una villa. Un día de mercado dijo el padre que irían los dos allí para comprar algunas cosas que necesitaban, y acordaron llevar una bestia para traer la carga. Y camino del mercado, yendo los dos a pie y la bestia sin carga alguna, se encontraron con unos hombres que empezaron a decir entre ellos que no les parecían muy juiciosos ni el padre ni el hijo, pues los dos caminaban a pie mientras la bestia iba sin peso alguno. (...)
Entonces el padre mandó a su hijo que subiese en la cabalgadura. (…) se encontraron con otros hombres que empezaron a comentar la equivocación del padre, que, siendo anciano y viejo, iba a pie, mientras el mozo, que podría caminar sin fatigarse, iba a lomos del animal. (…)
Entonces el padre mandó a su hijo bajar de la bestia y se acomodó él sobre el animal. Al poco rato se encontraron con otros que criticaron la dureza del padre, pues él, que estaba acostumbrado a los más duros trabajos, iba cabalgando, mientras que el joven, que aún no estaba acostumbrado a las fatigas, iba a pie. (…)
Inmediatamente el padre mandó a su hijo subir con él en la cabalgadura para que ninguno caminase a pie. Y yendo así los dos, se encontraron con otros hombres, que comenzaron a decir que la bestia que montaban era tan flaca y tan débil que apenas podía soportar su peso, y que estaba muy mal que los dos fueran montados en ella. (…)
Entonces el padre se dirigió al hijo con estas palabras: (…) He hecho todo esto para enseñarte cómo llevar en adelante tus asuntos, pues alguna de aquellas monturas teníamos que hacer y, habiendo hecho todas, siempre nos han criticado. Por eso debes estar seguro de que nunca harás algo que todos aprueben, pues si haces alguna cosa buena, los malos y quienes no saquen provecho de ella te criticarán; por el contrario, si es mala, los buenos, que aman el bien, no podrán aprobar ni dar por buena esa mala acción. Por eso, si quieres hacer lo mejor y más conveniente, (…) no dejes de hacerlo por temor al qué dirán, a menos que sea algo malo, pues es cierto que la mayoría de las veces la gente habla de las cosas a su antojo, sin pararse a pensar en lo más conveniente.
P.D. Los consejos del padre los veo muy acertados con respecto a los buenos y los malos, pero lo malo es cuando unos y otros están tan revueltos que ya no los conoce ni la madre que los parió.

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