MIS PERLAS LITERARIAS 39
12-05-2020
…y compré en la tienda del Luis de los Gallos cinco metros de cuerda, de seda para no rozarme el cuello, como las de liar el zompo pero como la muñeca de gorda. Mi amigo el Salvador de Vitoria me enseñó a hacer nudos de arriero sin sospechar mis intenciones y pensé que había llegado el momento de superar mi examen final…
Me dijeron que las mejores habas eran las de El Pipi, y que estaban en todo lo suyo. A su bancal que me fui porque, para una vez que se suicida uno en la vida, menudo ridículo si te encuentran bamboleándote colgado en unas habas mustias y escuchimizás. Amarré la cuerda en las cruces de una de las matas más bajas para poder hacer pie y no sufrir en el pataleo y, cuando ya tenía el nudo alrededor de la garganta, vi que se deshacía -¡menudo arriero!- y yo caía al suelo. ¡Menos mal que estaba recién regao porque El Pipi acababa de salir de tanda! Me rompía cuatro vértebras, tres costillas, dos tibias y dos peronés… ¡Pero seguía vivo! La suerte estaba de mi parte porque mi confusión temporal había hecho que me arrepintiera de ahorcarme en el último momento salvándome la vida y dejando intactos los 206 huesos de mi cuerpo serrano. Si alguien piensa que son muchos, le diré que, si esto me hubiera pasado de bebé, hubieran sido 300. Quien sospeche de bulo, que investigue.
Más tarde, pensé que mi problema podía ser hereditario y, como tengo dos hijos, me preocupé, la verdad. El mayor es tan tranquilo que lo ves masticar a media mañana con tanta parsimonia que no sabes si está almorzando o rumiando la cena de la noche anterior. No, no se anticipa al futuro, es al revés, disfruta tanto del presente que lo prolonga y el futuro, desesperao vivo, se le retrasa. El menor, en edad pero no en estatura, por el contrario, es tan nervioso que se come él solo el kilo de arroz con conejo en cuatro tenedorás, si es seco; o en cuatro cucharás, si es caldoso; mientras yo me quedo a medio partir el limón. Y tampoco se anticipa al futuro porque, como es más rápido que el tres en uno, nunca se atasca y vive al mismo tiempo los tres tiempos, el pasado, el presente y el futuro. Está claro que, por pasarse o no llegar, lo mío tiene de hereditario lo que yo de profesor de Lengua, con perdón de tan respetables intelectuales.
Así fui tirando hasta que, sin saber por qué no se me había ocurrido antes, caí en la cuenta de que las quinielas podrían ser la solución a mis números al rojo vivo. Me puse a comprobarlo viendo en la tele la final de la Copa de Europa entre el Real Madrid y el Barcelona. Fue oír el pitido inicial y supe que el resultado final era 10-1 a favor del Real Madrid, pero pensé que eso no podía ser verdad y esperé impaciente. En el primer minuto, Sergio Ramos metió un gol antológico de chilena por la misma escuadra, la cosa empezaba bien… pero para los culés porque fue en su propia puerta. El árbitro era descaradamente independentista y dejó al equipo merengue con 7 jugadores a los diez minutos de juego, pero cometió un tremendo error, que resultó contrario a sus intereses, porque dejó a Sergio Ramos en el campo y ¡él solico remontó marcando diez goles de cabeza y en la prolongación! ¡Y el último de penalti, también de cabeza, que desde entonces se llama "a lo arrastrapanza"! ¡Ya está! ¡Soy millonario! Pero todo mi gozo cayó en un pozo muy diferente al de Alhama cuando decidí compartir el secreto con mi hermanico, experto apostante pero inexperto acertante. Me aclaró, para mi desgracia, que los boletos había que sellarlos antes del comienzo de los partidos y mis lágrimas encharcaron la barra del ventanillo sin poderlas enjugar porque el servilletero, como siempre en las urgencias, estaba vacío por delante y por detrás. Mis desgracias no tenían límite.
Cuando ya había perdido todas mis esperanzas…
P.D. ¿Qué nuevas desventuras le acechan en su cruel destino? ¿Conseguirá, por fin, enderezar el rumbo de su dramática existencia?...
Todo esto y mucho más en “FUTURO PRETÉRITO” (Tercera entrega).
(Continuará)
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