MIS PERLAS LITERARIAS 44
18-05-2020
Después de los escasos votos en la encuesta de mi Perla anterior, no me desanimo porque recuerdo la famosa dedicatoria que hizo mi venerado Juan Ramón Jiménez: “A la inmensa minoría”.
Y precisamente a él quiero dedicar mi Perla de hoy. Se ha reavivado mi vena de profesor y voy a hacer un breve recorrido por las etapas de su poesía. El propio autor dejó claras esas tres etapas en su poema “Vino primero pura”, publicado en el libro “Eternidades” (1918).
Vino, primero pura,
vestida de inocencia;
y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando sin saberlo.
Llegó a ser una reina
fastuosa de tesoros…
¡Qué iracundia de hiel y sin sentido!
Mas se fue desnudando
y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda.
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
De estas tres etapas, también admitidas por la crítica, he elegido tres botones de muestra.
Primera etapa. Sensitiva (1898-1916)
ADOLESCENCIA
En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
-El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.-
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
-Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.-
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
Segunda etapa. Intelectual (1917-1936)
YO NO SOY YO
Yo no soy yo.
Yo soy este
que va a mi lado sin yo verlo:
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
Tercera etapa. Poesía suficiente o verdadera. (1936-1958)
SOY ANIMAL DE FONDO (fragmento)
Pero tú, dios, también estás en este fondo
y a esta luz ves, venida de otro astro;
tú estás y eres
lo grande y lo pequeño que yo soy,
en una proporción que es esta mía,
infinita hacia un fondo
que es el pozo sagrado de mí mismo.
Y en este pozo estabas antes tú
con la flor, con la golondrina, el toro
y el agua; con la aurora
en un llegar carmín de vida renovada;
con el poniente, en un huir de oro de gloria.
En este pozo diario estabas tú conmigo,
conmigo niño, joven, mayor, y yo me ahogaba
sin saberte, me ahogaba sin pensar en ti.
Este pozo que era, solo y nada más ni menos,
que el centro de la tierra y de su vida.
P.D. Hoy sobran todas las posdatas.
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