MIS PERLAS LITERARIAS 43
17-05-2020
Después de cinco entregas de una misma perla, vuelvo hoy a la “nueva normalidad”. Y lo hago con una propuesta para dar a esto cierto dinamismo. Voy a publicar hoy una columna, titulada “TRABAJOS”, escrita por mí o por Manuel Vicent para hacer una encuesta entre mis lectores. Basta con un SÍ para votar por mí, o con un NO para votar por Vicent. No valen “ME GUSTA” ni otros “ME…”, ni cachondeos como “Gustavo Vicent”, que conozco al personal y esto va en serio. Tampoco vale buscar en los archivos de internet. A los primeros 10 votantes, independientemente de lo que voten, les regalaré un libro sorpresa, lo juro. Pero sólo revelaré el autor cuando se llegue, como mínimo, a los 50 votos. En caso contrario, me llevaré el secreto a la tumba.
TRABAJOS
Desde que Adán empezó a sudar lágrimas por su frente, la vida ofrece un variado catálogo de trabajos, pero sólo podemos elegir los más agotadores porque los otros ya están agotados. Hay trabajos tan asesinos a sueldo como degollar, en serie, indefensos corderos en un matadero industrial. Tan abominables como traficar con sustancias que roban la brújula de sus sueños a los muchachos en flor. Tan ignorados como doblar a John Wayne, arrastrado por un caballo desbocado con un pie atrapado en el estribo. Tan arriesgados como rescatar ileso a un tierno bebé de su cuna envuelta en llamas, o a un alpinista en coma cuya vida y la de su ángel de la guarda penden de un hilo de acero pendiente de un helicóptero. Tan estresantes como tripular una ambulancia atrapada en un atasco llevando a cuestas un niño agonizante. Tan odiosos como descuartizar a punta de bisturí forense un fiambre ya descuartizado a punta de navaja psicópata. Y tan envidiables como ser nariz de oro para paladear en primicia los selectos vinos prohibitivos, o fingir orgasmos compartiendo cámara y cama con rutilantes estrellas del porno. Pero también hay desocupados. No tener trabajo como obrero en paro sin ingresos debe provocar un gran dolor, pero no tenerlo como millonario en activo debe provocar un gran placer. La jubilación, por otra parte, es un cambio de puesto de trabajo con su cara y su cruz, la cara sonriente de tu nieta tras cada empujón que das a su columpio, o tu propia cara viendo a tus gallinas picotear ávidamente los granos de maíz resbalados entre tus dedos; o la cruz de seguir castigando tus ya castigadas rodillas al arrastrar, escalones arriba, la superpesada carreta del supermercado. Cuando te molesten tus nietos, te aburran tus gallinas, y no te alegres al recibir la telecompra con la cuña de tu queso preferido, está muy próximo el atardecer gris en que darás trabajo a tu sepulturero.
P.D. Así que ya sabéis, si no queréis quedaros con la duda, ya podéis hacer campaña electoral para que voten vuestros amigos…
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